𝗘𝗱𝘂𝗰𝗮𝗿 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗽𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗿





El progreso siempre ha provocado miedo.
¿Qué es más peligroso el uso del móvil o de la rueda?





𝗣𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗿 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗲𝗱𝘂𝗰𝗮𝗿

¿Te imaginas que nos prohibiesen usar ruedas, cuando somos pequeños, por su potencial peligrosidad?

Pues con los móviles lo mismo.

Yo pienso que los avances tecnológicos no son peligrosos por sí mismos.

Hay ciertos usos que podrían serlo. Y eso depende de la educación. Del ejemplo, más que de las reprimendas.

Opino.

¡Permite que avancen al ritmo de los tiempos que les han tocado!

¿…Y tú qué opinas?

¿𝗩𝗮𝗹𝗼𝗿 𝗼 𝗽𝗿𝗲𝗰𝗶𝗼?

El diseño es algo muy personal
¿Valor o precio?

Todavía sigo alucinando.

Como ya he comentado por aquí, y por allí, llevo tiempo de mudanzas.

Como 53 años…

El caso es que tenía esta cazadora, que apenas he usado, y que ha sufrido _más que yo_ todos estos procesos. Con todo su cuello pelado… Sí, la mala calidad de la prenda y el hecho de que lo barato puede resultar caro…

Lo sé.

Pero la tengo cariño. Lo que no sé es por qué. ¿Se puede tener cariño a algo material? ¿A algo barato? ¿Quizá sea por su color rojo, que me provoca alegría…?

Hay objetos, chuminadas, tonterías… Que me regalan un efecto de felicidad. Instantáneo. Y éste me invade, sin saber por qué. Me pasa con ciertos aromas, con algunos colores, con la luz de algunos atardeceres… ¡Recuerdos! Supongo que es el subconsciente, que trabaja, incluso cuando duerme.

De hecho, supongo que ésa es la base de ciertos negocios emergentes. Por todos los lados, hay negocios que venden cosas “bonitas”, sin mucho sentido práctico, la mayor parte de las veces.

Antes, hubo un tiempo en el que se vendían cosas “feas”.

Me viene, ahora, a la memoria, aquella lectura de la universidad y lo que me costó entender el concepto “kitsch”. Tanta consonante junta no puede traer nada bueno. Pensaba, entonces. ¿Quién nos iba a decir que ese término acabaría usurpando un puesto en el diccionario de castellano? Y lo bien que me hubiera venido, para entenderlo, porque nadie se atrevía a definirlo, con ejemplos. Aquello de la subjetividad, que es la suma de objetividades. ¿O era al contrario? Ironías de la vida de ayer y de hoy. Las de siempre.

Presagios.

Para Samy _el egipcio que fuma, compulsivamente, mientras tiro la basura_, la culpa es mía.

He de reconocer que no me gustó que me lo dijera. Al final, estoy un poco harta de que me acaben echando la culpa de todo. ¿También de que el cuello de una cazadora de piel mala —o lo que sea— se deteriore? ¿Sin casi haberla usado? No, no me gustó. Y menos que me lo repitiera.

¿También de que no encuentre trabajo de redactora en castellano?

—La culpa es tuya —repetía—. Por tenerla encerrada en el armario.

…Y exhalaba el humo de su cigarrillo, despertando otro tipo de recuerdos.

Ni que tuviera el pescuezo plagado de púas, como los puercoespines.

Así que preferí llevársela a la China, que trabaja unas calles más abajo. Y digo “la China”, porque hay evidencias, casi científicas, de que es natural de ese país. Y no conozco su nombre ni creo que tampoco pudiera pronunciarlo, si lo conociera.

No por otra cosa.

Pero la China me aconsejó que la tirase, que no merecía la pena.

En Madrid, si en un centro de costura, regentado por chinos, te dicen que no tiene solución, es que no tiene solución. ¿Pero…? ¿Y si, en Bilbao, la tuviera? Así que regresé donde Samy, el egipcio, a pedirle presupuesto, dándole una última oportunidad, aun a riesgo de que volviera a echarme la culpa. Cosa que hizo, una vez más, y nada más entrar.

Cuando yo me fui de Bilbao, hace décadas, aquí, prácticamente, no había ni chinas ni egipcios… Ni nada más que productos nacionales, de por aquí y de por allí… Casi todo, del norte, de lo que venía por vía estrecha, junto con el carbón, leonés y palentino, para alimentar a la siderurgia vasca. La Robla, un tren que sigue uniendo, a cámara lenta, como esa máquina del tiempo, que nos devuelve a las raíces…

Pero el efecto Guggenheim nos ha traído un poco de modernidad y de enriquecimiento del ADN. También cultural, porque ya se sabe que los de Bilbao nacemos donde queremos. Y yo me atrevería a decir que también cuando queremos. Cuando nos da la gana, vamos.

Samy, por diez euros, me contó su historia. Me mostró de dónde venía y una foto de niño, de cuando empezó a trabajar, en esto de la costura. Su experiencia con grandes marcas, y que ahora da cursos a desempleados… Me habló de cómo llegó a tener fábrica propia.

Yo siempre quise aprender a coser. Y se lo dije. No soy nada manitas, pero quería… En mi casa, de niña, había una máquina de pedal, rota, e inútil, que yo insistí en mandar a arreglar, y que nunca regresó a mis manos. Así que me invitó a pasar y a ver, en vivo, y en directo, cómo lo hacía. Con qué maestría.

Sus trucos.

La idea era mía, la tela también… Pero el momento era toda una aventura, que recorría, como el humo, su historia y la de mi propia vida, hasta encontrarnos en ese instante mágico, en el que la unión de “necesidades” crea un producto final, que supera al deseo.

Cinco minutos bastaron.

Diez euros son diez euros. ¿Cuánto cobran, hoy en día, por un paquete de palomitas, en el cine? ¿Cuánto por la entrada…? ¿Quién lo marca? ¿Quién lo decide…?

¿Valor o precio…?

Y, a ti, ¿tu súper te la pela?

ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴀᴍᴘᴀɴ̃ᴀ: ᴄᴜᴀʟǫᴜɪᴇʀᴀ ᴘᴜᴇᴅᴇ sᴇʀ ᴄʀᴇᴀᴛɪᴠᴀ

¿𝒀 𝒔𝒊 𝒑𝒓𝒐𝒃𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒂 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒂𝒍 𝒓𝒆𝒗𝒆́𝒔…?

 ⬇

_¿Hacer qué, Sonia? Miedo me das.

Me está costando un mundo y parte del vuestro encontrar datos, actualizados, sobre empresas, en Vizcaya, a las que poder ofrecer mis servicios de creatividad y textos… Para acercarme a llevarles mi cajita mágica, de regalo. Pero de regalo de verdad, sin solicitar el IBAN, ni nada, de nada. Ahora, que ya sabemos que el IBAN tampoco es un macizo de Bilbao.

¿A quién le podría venir bien mi cajita mágica?

𝑷𝒖𝒆𝒔 𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐́𝒍𝒐

(𝒸ℴ𝓃 𝓉𝒾𝓁𝒹ℯ ℴ 𝓈𝒾𝓃 𝓉𝒾𝓁𝒹ℯ, 𝒹ℯ𝓅ℯ𝓃𝒹ℯ 𝒹ℯ𝓁 𝒶𝒾𝓇ℯ 𝓆𝓊ℯ 𝓁ℯ ℯ𝓈𝓉ℯ́ 𝓅ℯℊ𝒶𝓃𝒹ℴ 𝒶 𝓁𝒶 ℛ𝒜ℰ, en este mismo instante, en el que  𝓉𝓊́ 𝓁ℴ estás leyendo) 

             𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒅𝒂𝒓𝒍𝒆 𝒎𝒆𝒅𝒊𝒂 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂.

𝑺𝒊𝒏 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓 𝒅𝒆 𝒔𝒂𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒔 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒂 𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒍𝒂𝒃𝒓𝒂𝒔.

Porque lo que está más claro, que el nuevo sol de la mañana, es que hay que 𝒔𝒂𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒔 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒂 𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒍𝒂𝒃𝒓𝒂𝒔, y…

¿𝑷𝒂𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆́ 𝒅𝒂𝒓𝒍𝒆 𝒎𝒂́𝒔 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂𝒔…?

Si…

¡T𝒖́ 𝒆𝒍𝒊𝒈𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒏𝒖́𝒎𝒆𝒓𝒐!

                                       𝟔𝟑𝟎 𝟓𝟓𝟓 𝟎 𝟓𝟓

(𝑁𝑜, 𝑝𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟, 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑣𝑒𝑛𝑑𝑎𝑠 𝑡𝑢𝑠 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑐𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝘩𝑜𝑔𝑎𝑟, 𝑞𝑢𝑒 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑝𝑜𝑠𝑒𝑜… 𝑁𝑖 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑒𝑛 𝑡𝑜𝑑𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑠 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑒́𝑡𝑖𝑐𝑎𝑠 del planeta. 𝑁𝑜 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑜 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑒𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑢𝑛 𝑝𝑜𝑐𝑜 𝑑𝑒 𝑓𝑖𝑙𝑡𝑟𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑠𝑝𝑒𝑐𝑐𝑖𝑜́𝑛, 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑛𝑜𝑠 𝘩𝑎𝑔𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑎 𝑡𝑜𝑑𝑎𝑠… 𝑆𝑖𝑛 𝑎𝑐𝑟𝑖𝑡𝑢𝑑, 𝑛𝑖𝑛𝑔𝑢𝑛𝑎, de verdad te lo digo).

Webs, que ya ni existen. Otras, sin candados ni garantías… Protocolos «https», que se han extraviado, en los caminos del universo conocido y por conocer…

Basuras interestelares y otros anuncios, promocionados, que sitúan Vizcaya en Madrid. 😉 😘

Lo mejor, encontrarme con faltas de ortografía, y de expresión, en castellano, porque es un buen síntoma _y el más evidente_ de que me estaban necesitando. 

Por aquí y por allí.

(𝑌 𝑡𝑢 𝑐𝑢𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑎𝑣𝑖𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜…)

El caso es _y te lo pido por favor_ que me recomiendes ese lugar en el que me puedan estar buscando, sin saberlo.

¿Dónde me verías?

¿Nombres de agencias de comunicación, publicidad o marketing…?

¿Quién quiere ser el siguiente, al que le haga mi visita de cortesía…?

¿Quién desea que repitamos…? En público o en privado.

Sin compromiso. 

𝑸𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒏𝒐 𝒓𝒐𝒃𝒂𝒓… ⬆

#empresas #marketing #publicidad #comunicación #creatividad